La problemática del cambio climático, exacerbada por el incremento en las emisiones de dióxido de carbono, demanda una acción urgente y decisiva. La ciencia es clara en este punto: no solo debemos reducir las emisiones de carbono de manera significativa y rápida, sino que también es crucial empezar a eliminar activamente el CO2e de la atmósfera para contrarrestar el calentamiento global.
En 2023, las emisiones globales de CO2 alcanzaron niveles récord, evidenciando el desafío continuo en la lucha contra el cambio climático. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), el crecimiento de la energía limpia logró limitar el aumento de las emisiones globales a un 1.1%, un indicio de que las inversiones en tecnologías sostenibles están comenzando a tener un impacto positivo ().
Sin embargo, la investigación del Proyecto Carbono Global y la Universidad de Exeter resalta que las emisiones globales de dióxido de carbono de combustibles fósiles han seguido aumentando, superando los 40 mil millones de toneladas en 2023 () y ().
Este incremento de 1.1% en comparación con los niveles de 2022 y de 1.5% en relación con los niveles previos a la pandemia subraya la necesidad de acciones más decisivas y rápidas.
En respuesta a esta urgencia climática, se han hecho progresos significativos en el ámbito político, especialmente en lo que respecta a los compromisos de cero emisiones netas (Net Zero).
Aproximadamente el 80% de las emisiones globales de CO2 están ahora cubiertas por compromisos de cero emisiones netas en 72 países, con 70 más considerando compromisos similares ().
Paquetes de políticas importantes como el Acta de Reducción de la Inflación en los Estados Unidos, el Plan Industrial del Pacto Verde Europeo, el 14º plan quinquenal de China y el Plan de Transformación Verde de Japón, demuestran el compromiso global hacia la alineación con el Acuerdo de París, comprometiendo cientos de miles de millones de dólares a la descarbonización.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos y compromisos, se proyecta que las emisiones globales aumenten un 3% para 2030 en comparación con las proyecciones hechas en el momento de la adopción del Acuerdo de París, aunque esto representa una disminución significativa desde la proyección inicial de un aumento del 16% ().
El informe de la Brecha de Emisiones 2023 de la UNEP muestra una reducción en la brecha de implementación, que mide la diferencia entre las emisiones proyectadas bajo las políticas actuales y las emisiones proyectadas bajo la implementación completa de las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDCs por sus siglas en inglés), aunque subraya que la confianza en la implementación de estos compromisos de cero emisiones netas sigue siendo baja.
El camino hacia el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París aún presenta desafíos significativos. Se estima que, para mantenerse dentro de los límites de temperatura a largo plazo del Acuerdo, será necesario un cambio de velocidad en la descarbonización en varios sectores clave para 2030 ().
Este panorama refleja la complejidad y la urgencia de la crisis climática, destacando la importancia de acelerar la transición hacia una economía global de cero emisiones netas para evitar los peores impactos del cambio climático.
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